Verónica Sánchez Silva

Periodista

Aún cuando las mujeres han ido ganando derechos, siguen siendo invisibilizadas.  Toda decisión debe incluir una mirada preferente hacia la mujer.

En 1935 fue la primera vez que las mujeres en Chile pudimos votar. Se trató de una Elección

Municipal, ya que recién en 1952, las chilenas pudimos sufragar en una elección presidencial y

Parlamentaria.

Puede que pensemos que aquello tenga poca importancia, sin embargo, estos hechos históricos dan cuenta que recién, 142 años después que nuestros hombres instalaran la primera Junta de Gobierno que nos emancipara, las mujeres pudimos tomar una decisión política en Chile. Es más, muchas de nuestras madres y abuelas, nacieron SIN DERECHO a voto en nuestro país.

Ello se replica diariamente incluso en la utilización del lenguaje. Qué tremenda diferencia hace que

te digan la trabajadora o la funcionaria en una credencial o en un saludo y no solamente la

generalidad de trabajador o funcionario.

Son detalles que no buscan otra cosa que un mayor esfuerzo para la inclusión de la mujer en

espacios en los que culturalmente prevalece un mayor empoderamiento de lo masculino. A cuantas de ustedes les ha pasado que no se sienten identificadas con el genérico masculinizado. Por qué decir Centro de Padres y Apoderados, si la mayoría de las asistentes son madres.

Queridas amigas y queridos amigos, el uso del masculino como género universal es una llave que

abre esa puerta simbólica hacia ese pacto, que no está escrito en parte alguna pero que existe, y en el cual el hombre es sobrevalorizado y nosotras las mujeres desvalorizadas, invisivilizadas, relegadas a roles de crianza y reproducción.

Entonces qué duda cabe que los derechos ciudadanos que las mujeres hemos ido conquistando en

nuestro país, dan cuenta de las luchas que muchas mujeres antes que nosotras han dado, para estar en posiciones de poder que nos permitan poner nuestra mirada en la toma de decisiones.

En 1970 el número de mujeres que se habían inscrito en los registros electorales y por lo tanto que

estaban habilitadas para sufragar, igualó al de los hombres, constituyéndose en otro importante

hito de la historia de conquistas de las mujeres en la toma de decisiones ciudadanas.

Han sido años de movilizaciones feministas de nuestras madres, abuelas y bisabuelas para darnos

los últimos 30 años de derechos consagrados en normativas. 1991 creación del Servicio Nacional de la Mujer, 1994 Tipificación de la Violencia Intrafamiliar, 2001 Normativa que Evita discriminación por edad y estado civil en la postulación a empleos, 2008 Reforma previsional que otorga pensión de vejez a mujeres y hombres sin cotizaciones previsionales, 2009 se reconoce el derecho de las trabajadoras de casa particular a descansar los días festivos , por nombrar algunas.

Pese a estos y otros esfuerzos, aún persiste una valorización desigual del hombre y la mujer en nuestra sociedad, y por eso es necesario reconocer en nuestras acciones, en nuestras decisiones, en nuestros proyectos, y por supuesto, en nuestra política pública local las diferencias de género que pudieran haber y la generación de oportunidades para que las formas de ser y pensar de hombres y mujeres se expresen.

Los proyectos, los programas, de cualquier ámbito desde organizaciones territoriales como

juntas de vecinos o funcionales como clubes deportivos, aún cuando supongan una concepción neutra de la realidad reproducen discriminaciones de género.

Por lo tanto SIEMPRE se necesita una toma de decisiones con ENFOQUE DE GENERO, que es hacerse cargo de la existencia de estas diferencias y desigualdades entre hombres y mujeres y actuar en consecuencia, es decir promover acciones que apoyen a aquel género menos favorecido en este PACTO SOCIAL que en este caso somos las mujeres.

Lo anterior, dado que aún con varias normativas vigentes, aún nuestra sociedad no nos otorga a las mujeres la valorización igualitaria que merecemos. Recién en 1999 se presentaron las primeras mujeres candidatas a la presidencia de la República, el 2001 es nombrada la Primera Ministra de la Corte Suprema , el 2002 es la primera vez que una mujer ocupa el cargo de Presidenta de la Cámara de Diputados y Diputadas, el 2014 por primera vez una mujer ocupa el cargo de Presidenta del Senado.

Michelle Bachelet fue la primera mujer Presidenta de la República el año 2006 en su primer período, tras casi 200 años después de nuestra emancipación. Hoy por primera vez en la historia de nuestro país un 22,58% de integrantes de la cámara de Diputados y Diputadas son mujeres y aquello sucedió solamente por la ley de cuotas, que obligó a las listas en competencia a integrar candidatas mujeres. Las y los invito a mirar en nuestras propias vidas cómo hemos sido parte de esta construcción cultural desigual y cómo hemos contribuido a que ello se equilibre. Primero en lo personal, desde la familia en la crianza en igualdad, desde los colores de la ropa de nuestros niños y niñas, sus juguetes. Después en la vida social y comunitaria, comprendiendo que nada de lo que planifiquemos es neutral por que viene de un aprendizaje cultural con desigualdad de género, por lo tanto requiere mayor atención hacia quienes en esta construcción hemos sido menos empoderadas que somos nosotras las mujeres.